Domingo de Ramos

Ahí estoy con mis padres y hermano en la plaza Universidad luciendo una preciosa palma, tenía tres años recien cumplidos, lo sé porque mi padre fechaba las fotos. Mi madre de luto por su suegra y mi padre con el brazalete negro, señal de luto.
He tenido una madrina de bautismo muy espléndida, me ha regalado una palma o palmón según yo quería hasta el año que me casé. Como ella hay pocas que se comporten por tan largo tiempo haciendo esos regalos pues no somos familia ni es adinerada. La he querido y la quiero mucho.
Cuando me quedaba de pequeña con ella los sábados por la mañana, le ayudaba en la pescadería de sus padres pues era pescadera y yo hacía pequeños encargos, escogía mejillones, limpiaba kilos y kilos de calamares, o cortaba papel de periódico para envolver el pescado, entonces no había bolsas de plástico, y después del papel de estraza lo envolvían con papel de periódico. Al final me daba una moneda de dos cincuenta y yo me marchaba muy contenta.
¿Qué recuerdo de la palma?-pues que mi madrina me esperaba para ir a comprarla a la cestería de unos vecinos que tenían en la Riera Alta, hoy ya desaparecido el edificio, pero en mi memoría vive, y el olorde las palmas, a mimbre, escobas, cuerdas también ...
Me guardaban la mejor palma, la más trabajada o el palmón más recto (a mí me gustaba que se inclinase), pero parecía que le hubieran puesto" laca", el más tieso ,el mío.¡ Y los lazos que le ponía!, los más bonitos, siempre llamaba la atención. Me guardaban la palma en la pescadería pues vivíamos muy cerca y recuerdo que iba con ella a bendecirla a la plaza del Padró hoy Pedró y estaba llena a rebosar de gente con las palmas y palmones. Ya casada mi madrina y con su hijo íbamos a hacer fotografias por Montjuïc. De regreso a casa colgaría la palma y el palmón de mi hermano en el pequeño balcón de mi casa. Alguna vez había dejado el palmón en la iglesia, para adornar la exposición del Santísmo el Jueves Santo, pero no me devolvieron el lazo y mi madre se enfadó y ya no lo dejamos nunca más.
Ese día se suele vestir con ropas nuevas. Recuerdo algún jersey que me tejía mi madre y una falda plisada que con un canesú cada año lo iba alargando hasta que me llegó a la cintura. Había empezado la época del tergal, y a mi madre le gustaba mucho las faldas plisadas.
A mis hijos le he tenido que comprar los palmones porque no han tenido una madrina tan buena como la mía. Esta fiesta me salía muy cara porque había que vestir a cuatro, pero cuando empezaron a encontrar pegas y habían hecho ya la comunión no volvieron a llevar palmón.
Ayer sábado bendije una ramita de laurel y olivo que me dieron en la capilla y hoy he bendecido el ramo de laurel, romero y olivo que compré. ¡Qué pocas personas hemos sido!
Espero el año que viene poder bendecir otra vez mi ramita de laurel.